Una de las mejores películas iranís de los 90: sensible, tierno, emotivo, poético cuento hiperrealista sobre la presión que sufren los niños en la adultocracia, y del amor y cuidado entre hermanos. Tiene un 8,5 en imdb con más de 24.000 votos y un 7,9 en filmaffinity con más de 2.400 votos, podéis leer opiniones aquí.
Este martes 16 de febrero a las 20:15 en Cinefòrum Roig veremos una joya del cine iraní: NIÑOS DEL PARAÍSO (Bacheha-Ye aseman) (1997) de Majid Majidi. En VOSE. En el Ateneu Roig (Carrer Torrent d’en Vidalet, 32-34 Barcelona), cuesta 2 euros para socios de Ateneu Roig y 3 euros para los no socios, y consta de ficha de película, presentación, visionado y debate, programado y moderado por Raúl Ruiz Serna.
Sinopsis: Ali y Zhore son hermanos en una familia muy humilde, pierden los zapatos de ella y por no decir nada a sus padres, deciden compartir los zapatos de él.
El Cine de Irán, de la devoción al hastío (o como los cinefilos cambiamos de camisa)
En los 90 el cine iraní estaba de moda, triunfaba en los festivales, llenaba los cines en versión original, si no te gustaba la poesía visual de sus películas, si se te ocurría bostezar mientras veías un interminable plano de un camino solitario, si no te estremecías con su austero minimalismo y su extrema sencillez… estabas “out”, no sabías nada de cine y seguramente estabas viciado por el imperialista y ultracomercial cine norteamericano. Abbas Kiarostami era el santo y seña de esta moda, el director por excelencia. Pasaron los años y con ellos las modas. Con el tiempo el cine iraní se ha ganado fama de aburrido, lento, pesado… en resumen: un coñazo. En los últimos años he visto fruncir el ceño a muchos cinefilos con una simple mención del cine iraní, he comprobado el miedo y la inseguridad de algunos programadores de cine-clubs/cineforums ante la decisión de si proyectar o no una película iraní, aunque la película en cuestión les pareciera maravillosa, sentían pavor ante la marca «cine inraní». En la actualidad te lo tienes que pensar dos veces antes de admitir que te gusta Abbas Kiarostami por temor a ser considerado un pedante que solo ve películas aburridas para sentirte mejor que los demás.
¿Era el cine iraní la bomba o era un bluff? Si nos quedamos con el sentir popular cinefilo pensaremos que era un bluff y de los grandes, pero los cinefilos se mueven por modas, aunque la mayoría tengamos ciertos aires de intelectualidad y de independencia, la opinión de críticos renombrados, de expertos con pedigrí y los premios en grandes festivales siempre acaban por moldear los gustos y las opiniones cinefilas, moviéndose más por modas que son más comerciales de lo que aparentan y que además tienen un tufo de superioridad intelectual que tiran “patrás”. La verdad es variable, para empezar el cine iraní que llega a los festivales suele ser un cine poco consumido en su propio país y realizado pensando en las audiencias occidentales y en los festivales de cine, para nosotros es complicado hacerse a una idea de que cine ven realmente en Irán. Pero si pensamos en las películas que nos llegaron es cierto que la mayoría están realizadas con bajos presupuesto, con pocos medios, también es cierto que tienen un ritmo contemplativo muy alejado de la energía del cine de Hollywood… pero nada de esto tiene porque implicar baja calidad de las películas, o que estas sean poco interesantes o aburridas, la verdad es que ya me gustaría que en España se realizaran más películas con el valor artístico y dramático de las que se realizan en Irán.
¿Qué el cine iraní estaba sobrevalorado? Pues siguen estrenando peliculones, una de las mejores películas de los últimos 5 años es “Nader y Simin, una separación” (2011) de Asghar Farhadi. ¿Qué Abbas Kiarostami es un coñazo? Pues tiene algunas joyas como “Y la Vida Continua” (1991), “A Través del Olivo” (1994) o mi favorita “¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987), que definiría sin pudor como una obra maestra del cine mínimo, de ese cine que con tan poco cuenta tantas cosas. Pero más allá de Kiarostami nos encontramos a un buen puñado de buenos directores, quizás no todas sus películas sean excelentes, algo que podríamos hacer extensible al propio Kiarostami, pero tienen un buen puñado de joyas: de Bahman Ghobadi tenemos joyas como “Un Tiempo para los caballos Borrachos” (2000), la muy reconocida “Las Tortugas También Vuelan (2004) de la que no hay dudas que se trata de una obra maestra o incluso una obra menor inspirada como “Media Luna” (2006), tenemos a la saga de los Makhmalbaf, con el maestro Mohsen Makhmalbaf, director de joyitas como “El Ciclista” (1987), “Gabbeh” (1996) o Kandahar (2001), entre otras, o de otros miembros del clan, como Samira Makhmalbaf, que ha dirigido películas interesantes como “La Pizarra” (2000) o “La Manzana” (1998), así como Hana Makhmalbaf que ha filmado entre otras “Buda explotó por vergüenza” (2007), o el dramático caso de Jafar Panahi, el más directo aprendiz de Abbas Kiarostami y que ha sido sentenciado a 5 años de cárcel, a 20 años sin poder dirigir una película y sin poder salir del país, ¿su pecado?, hacer cine comprometido con la realidad, tiene películas tan interesantes como “El Globo Blanco” (1995), la muy comprometida y muestra clara de porque las autoridades islámicas lo han perseguido con tanta insistencia: “El Circulo” (2000) que se centra en un grupo de mujeres, la inferior pero sorprendentemente divertida “Offside (Fuera de Juego)” (2005), y la terriblemente realista “Esto no es una Película” (2011), documental que sigue al propio director en uno de sus días y que es un alegato contra la censura y el pensamiento único. O Asghar Farhadi, el propio director de “Nader y Simin, una separación” (2011) ya había dirigido películas tan
interesantes como: “Fireworks Wednesday” (2006) o “A propósito de Elly” (2009).
Majid Majidi, un poeta agridulce.
Uno de los directores más interesantes y de mayor calidad del cine iraní es Majid Majidi, de una generación posterior que Abbas Kiarostami, tiene cierta influencia del maestro pero vuela por otros cielos… lo que quiero decir es que el cine de Majid Majidi también es un cine realista y comprometido, que muestra las carencias e injusticias en la sociedad iraní, pero lo hace con una propuesta más digerible, es más fácil empatizar con sus personajes, sus historias son más tiernas y entretenidas, por supuesto no se puede esperar en sus películas un ritmo endiablado más propio del cine comercial, pero dentro de su ritmo pausado logra transmitir siempre cierta movilidad, es además un director con una fuerte sensibilidad visual llena de poesía, la suya no es una poesía exhibicionista de planos deslumbrantemente bellos, sino la poesía de las imágenes sencillas (que no simples), cotidianas o (aparentemente) accidentales. Sus películas se sitúan en un punto medio entre el realismo minimalista de Abbas Kiarostami y Jafar Panahi y la poesía descarnada, brutal y poderosa de Bahman Ghobadi. Son películas sencillas, bellas, emotivas, comprometidas, cercanas, agridulces… y además Majid Majidi tiene la virtud de ser un cineasta relativamente regular, o sea que prácticamente todas sus películas tienen un gran nivel y en el peor de los casos son muy interesantes.
Su primera película “Baduk” (1992) no la he visto, pero sé que trata la esclavitud infantil en zonas fronterizas, lo que nos aclara por donde van sus intenciones. Con “El Padre” (1996) comienza a labrarse un nombre a nivel internacional.
Pero es con “Niños del Paraíso” (1997) con la que logra el éxito internacional definitivo, en ella narra la historia de dos hermanos (niño y niña) que deben compartir unos zapatos por miedo a decirle a sus padres que han perdido los de ella… el argumento es una excusa para mostrar el universo de esos niños y la presión que sufren en la sociedad iraní, un tema recurrente en el cine de ese país y al que debe algunas de sus mejores películas.
Con “El Color del Paraíso” (1999) continua con el tema infantil narrando la vida de un niño ciego en ambiente rural, más dramática y poética aunque con cierto riesgo de acercarse al exceso… con todo estás son sus dos obras maestras, dos joyas que reúnen lo mejor del cine iraní. Con “Baran (Lluvia)” (2001), otra joya que tras su aparente sencillez esconde grandes dosis de lírica y poesía visual, una crítica a la situación de los inmigrantes/refugiados afganos, la ilegalidad en el trabajo y la falta de seguridad, la situación de la mujer en la sociedad, la pobreza… y de paso una bellísima y sensible historia de amor… y todo ello sin perder un ápice de su aparente sencillez. Con “Las Cenizas de la Luz” (2005) su carrera da un bajón, a pesar de ello se trata de un muy buen film, digno e interesante, sobre la ceguera y la vista, como en ocasiones viendo lo que sucede a tu alrededor la vida es más agría. Con “The Song Of Sparrows (La canción de los gorriones)” (2008) vuelve a sus orígenes, o sea una crítica social agridulce, sencilla, cargada de poesía, emotiva… una muy buena película pero que suena un poco a “repetición de las mejores jugadas”… con todo se confirma que Majidi es incapaz de hacer una mala película, quizás no sea uno de los grandes genios del cine, pero se trata de un extraordinario contador de historias agridulces que siempre satisface a sus espectadores, y que en ocasiones alcanza una excelencia muy meritoria y disfrutable. “Niños del Paraíso”, “El Color del Paraíso” y “Baran (Lluvia)” son joyas que todos deberían ver, y el resto de su filmografía es recomendable a todo espectador cuya sensibilidad sea próxima a la del autor… pero con esas tres ya merece un puesto en el Olimpo de los grandes cineastas y confirma que el cine iraní tiene una buena colección de grandes películas.
A la Sombra del Séptimo Arte 